¡Avívanos Señor!

Escrito el 11/04/2019
Iglesia Rey de Gloria


Lección 6

Los libros poéticos


 

Acercamiento al tema de estos Salmos

 

Con el Salmo 73 entramos al estudio del grupo de poemas que forman el Libro III de los Salmos o Salterio. Este Libro III contiene los salmos 73 al 89. Como ocurre con los cinco libros en los que se agrupan los 150 poemas que componen el gran libro de los Salmos, el Libro III está formado por 17 salmos que tocan una buena variedad de temas.

Por ejemplo, el 86 y 88 son lamentos individuales en la presencia de Dios.

El 74, 79, 80, 83 y 85 son lamentos u oraciones comunitarias. El 76, 84 y 87 son salmos que se cantaban en las peregrinaciones cuando el pueblo subía a Jerusalén a las grandes fiestas.

El 89 es un salmo real, dedicado a dar gracias a Dios por el rey. El 79 es un salmo imprecatorio (una petición que Dios destruya a los enemigos de su causa).

Todos los demás caen en alguna de estas categorías. Los salmos 73-83 fueron compuestos por Asaf. Los hijos de Coré compusieron el 84, 85 y 87. El 86 lo compuso David. Mientras que el autor del 88 fue Hermán, y del 89 fue Etán.

Los Salmos 80 y 85 que son nuestro texto en esta lección constituyen una oración comunitaria o de todo el pueblo por la que se suplica a Dios restauración y avivamiento.

El Salmo 80 en particular es una oración cantada en la que se suplica la restauración de Dios sobre el Reino del Norte (Israel) que había sido invadido, destruido y llevado en cautiverio por los asirios en 721 aC. El Salmo 85 es la misma oración, pero ahora hecha por el Reino del Sur (Judá) cuando en el cautiverio al que los llevó Babilonia de Nabucodonosor (en 585 aC.) se dan cuenta que se han cumplido los setenta años profetizados por Jeremías, y que Dios puede traer sobre el pueblo un gran avivamiento que les restaure como pueblo de Dios que son.

Así que, los dos salmos tocan el mismo tema, pero de manera complementaria, formando una unidad de pensamiento que nos enseña cómo orar por restauración y avivamiento.

 

Bosquejo Sugerido

 

El reconocimiento de la necesidad presente es el punto de ignición de la intervención poderosa de Dios.

(80:1-7, 12, 13,16; 85:4-7)

 

               

El reconocimiento de la insoportable necesidad en el presente:

  • Se reconoce que Dios está indignado con su pueblo porque su pueblo ha pecado y no se ha apartado de su pecado (80:4; 85:4,5).

 

  • Se reconoce que el sufrimiento, las crisis y las escaseces por las que el pueblo está pasando son la expresión concreta del juicio de Dios sobre su pueblo (80:5 y 85:6).

 

  • Se reconoce que por causa del pecado, los enemigos de Dios y de su causa se burlan y escarnecen su pueblo. Su pueblo no tiene el respeto de la comunidad, ni autoridad sobre ella porque no ha dado un buen testimonio (80:5-6, 12-13).

 

  • Se reconoce que la condición presente es de total desolación, y que al menos que Dios intervenga, no hay futuro (80:15-16).

 

  • Sin este reconocimiento, Dios jamás intervendrá para cambiar nuestro presente

 

La angustiosa petición en el presente:

  • Oh Pastor de Israel, escucha nuestro clamor (80:1)

 

  • Oh Dios, resplandece [manifiesta en medio de nosotros tu vida] (80:1 b).

 

  • Señor, despierta tu poder [manifiesta lo que puedes hacer en medio de nosotros] (80:2).

 

  • Ven a salvarnos [acércate a nosotros y sácanos de la situación en la que estamos] (80:2b; 85:7).

 

  • Oh Dios, restáuranos [regrésanos al plan original que tenías para nosotros cuando nos llamaste y nos reconciliaste contigo mismo] (80:3, 7; 85:4).

 

  • Oh Dios, haz cesar tu ira de sobre nosotros [perdónanos, Señor] (85:4,5).

 

  • Vuélvenos a dar vida (renuévanos, avívanos) [85:6,7].

 

 

Nuestra oración por avivamiento en el presente se llena de fe, de poder y se vuelve insistente cuando tomamos en cuenta las maravillas de Dios en el pasado

(80:8-11; 85:1-5)

 

 

Las maravillas de Dios en el pasado:

  • Sacó a su pueblo de la esclavitud y le dio la tierra (80:8; 85:1).

 

  • Dio a su pueblo una identidad y un lugar fijo en su creación (80:9).

 

  • Usó a su pueblo para bendecir a toda la humanidad (80:10-11).

 

  • Cuando en el pasado su pueblo pecó apartándose del camino, pero llamado al arrepentimiento se volvió de sus malos caminos, Dios tuvo siempre misericordia de él perdonándolo, avivándolo y restaurándolo.

 

Lo que las maravillas de Dios en el pasado nos dicen ahora mientras oramos por avivamiento:

  • Firmemente confiados en el gran hecho de que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos, sabemos que de la manera en que Él tuvo misericordia de nosotros en el pasado perdonándonos, la volverá a tener hoy.

 

  • De la manera en nos llamó, nos dio un lugar en su plan eterno, y nos usó poderosamente para su gloria, lo volverá a hacer ahora si se lo pedimos.

 

  • De la manera en la que en pasado nos avivó, nos restauró, lo volverá a hacer ahora si nos volvemos a Él con todo nuestro corazón.

 

 

La respuesta futura a nuestra oración por avivamiento se vuelve certeza presente cuando reconocemos nuestra necesidad y creemos que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos

[80:17-18 y 85:8-13]

 

 

La respuesta futura de Dios a nuestra oración es ya un hecho presente que se expresa en la certeza de los verbos en futuro que aparecen en todos los versículos apuntados arriba en el recuadro.

Todo lo que Dios ciertísimamente hará como respuesta a nuestra oración por avivamiento, si perseveramos y confiamos en Él:

  • La diestra poderosa de Dios levantará el liderazgo necesario para llevar a cabo esta gran obra de avivamiento y restauración (80:17-18).

 

  • Escucharemos la voz del Señor (85:8).

 

  • La gloria de Dios descenderá sobre nosotros y nuestra tierra (85:9).

 

  • La misericordia, la justicia, la verdad y la paz de Dios correrán en medio de nosotros y por las calles (85:10-11).

 

  • La tierra dará su fruto (85:12).

 

  • Los pasos de Dios serán nuestro camino (85:13).

 

Conclusión