Lección 4
Los libros poéticos
Acercamiento al tema de estos salmos
Con el Salmo 42 entramos al segundo libro de los Salmos que contiene los salmos 42 al 72.
Los salmos 42 al 49, y 84 y 87 fueron compuestos por los hijos de Coré (un grupo de músicos y cantores del templo, descendientes del líder levita rebelde.
Coré quien murió ejecutado por Dios en Números 26:10). Sus hijos sobrevivieron al juicio de Dios y se convirtieron en ministros del el templo (1º. Crónicas 6:31, 33, 39,44 y 9:17).
Asaph, líder de otro grupo de cantores en el templo compuso el salmo 50; mientras que David compuso los salmos 51-65, y 68-70.
Salomón es el autor del 72; y el 66, 67, 71 son anónimos.
Aun cuando los salmos 42 y 43 eran a veces cantados separados el uno del otro, realmente son dos parles fuertemente entretejidas de un solo poema.
Por ejemplo, el soliloquio:
"¿por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?"
aparece en ambos (42:9 y 43:2).
Este poema es el lamento de un israelita, cantor del templo, quien se encuentra exiliado en la parte norte del territorio, en la región del monte Hermón donde nace el río Jordán, y que inmerso en una gran depresión anhela regresar a los suyos, y a la Casa del Señor. Este hijo de Israel expresa su lamento por medio de un canto de fe y de esperanza en Dios.
Bosquejo sugerido:
La Necesidad que enfocan estos dos Salmos
La gran necesidad del autor de este canto es que se encuentra profundamente deprimido. Esto es, triste, desalentado y paralizado por el desaliento.
La depresión emocional se ha convertido rápidamente, en nuestros días, en un problema de salud serio, no sólo entre los adultos, sino también entre los niños y adolescentes.
La depresión tiene varias causas secundarias, tales como sentido de pérdida, culpa, enfermedad, fracaso, pecado. Sin embargo, aun cuando las causas secundarias pueden ser muchas, la causa primaria es separación de Dios o falta de fe en Dios.
Este salmista había sido separado de los suyos y de su vida espiritual, y llevado lejos. Pero como lo expresa en el salmo, la causa última era su necesidad de confiar en Dios.
La Solución a la Depresión
El salmista aquí nos dice cómo se siente, y que es lo que hace para salir de su situación.
1. Deja de verte a ti mismo, y comienza a ver a Dios.
El salmista aquí usa 51 veces el pronombre personal "yo" en sus diferentes formas. Tal parece que la vida se había vuelto espejo y el autor sólo se veía él frente a ese espejo.
La depresión es ensimismamiento egoísta. El salmista está en problemas porque permanece viéndose a sí mismo:
- Estaba desanimado porque sus planes no se habían cumplido (42:4).
- Sus emociones no habían sido aliviadas (42:3).
- Sus preguntas no habían sido contestadas (42:2, 3, 5, 9,11; 43:2,5).
Él quiere que sus planes se cumplan, que sus emociones sean sanadas, y que sus preguntas sean contestadas.
Claro que existen tiempos cuando es necesario que el hijo de Dios se vuelva a sí mismo y se examine y confíese sus pecados, pero es cosa muy peligrosa permanecer viéndose uno mismo.
La clave para salir de este ensimismamiento es volverse a Dios, y comenzar a reflexionar y meditar en Él en vez de en uno mismo. Esto es lo que descubre este cantor israelita en 42:8.
Lo importante y trascendente es empezar a ver a Dios en todo, y comenzar a caminar por fe en Él. Dios está en control, y en vez de quejarse, comienza a alabar y a orar a Dios.
En vez de preguntar, ¿por qué?, empieza a preguntar ¿qué quieres de mí, Señor?
2. Deja de ver al pasado y comienza a ver al futuro.
- Cuando alguien está desanimado es natural ver las victorias pasadas para magnificar el estado presente de derrota. Es lo que comienza haciendo el salmista en 42:3-4. Pero cuando se ve hacia atrás de esta manera, el desaliento se exacerba, y el pasado se convierte en un ancla que nos jala hacia atrás. La única forma válida y útil de ver hacía atrás es para descubrir y recordar la mano poderosa de Dios allá, y entonces entender, que como Dios estuvo con nosotros, estará ahora también.
- El salmista descubre que la clave para salir de este desaliento no está en el pasado, sino en la esperanza de las cosas que Dios hará mañana. En 42:5,11 y 43:1-5 este cantor deprimido decide que debe con confiar en Dios y tener fe en que:
- Dios derrotará al enemigo y dará victoria a sus hijos (43:1).
- La presencia y la protección de Dios estarán con él (43:2).
- La dirección de Dios estará con él (43:3).
- Dios será su gozo (43:4).
3. Deja de buscar razones, y comienza a descansar en las promesas de Dios.
- El autor hace trece preguntas en los dos salmos.
Diez veces hace la pregunta "¿por qué"? Esta no es una pregunta fácil de contestar.
Si usted ha criado hijos, sabe que no es fácil contestarla.
Es natural hacer preguntas cuando sufrimos.
Hacerle preguntas a Dios cuando sufrimos es correcto y saludable.
El problema de las preguntas reside en querer cuestionar a Dios.
El profeta Habacuc le hizo muchas preguntas a Dios, y Dios se las contestó. Pero su actitud era de total sumisión y fe, y como consecuencia sus preguntas no fueron ¿por qué?, sino ¿para qué, o qué, Señor?
Conforme leemos estos dos salmos (42 y 43) percibimos que el salmista comenzaba a desesperarse: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no hace algo? ¿Cuándo empezará a hacer algo?
Suponiendo que Dios le hubiera contestado esas preguntas, eso en sí ¿le hubiera hecho sentirse mejor? Lo más seguro es que no, porque es un hecho fundamental que los seres humanos no vivimos de explicaciones, sino de promesas.
Hundido en su desaliento, el autor de estos salmos había visto la naturaleza a su alrededor, y sólo se había visto a sí mismo.
El ciervo sediento, las cascadas, los abismos, los montes, todo absolutamente le recuerda de sus inmensos sufrimientos.
Sin embargo, cuando se da cuenta que esa no es la salida, y entiende que la solución no reside en encontrar respuestas, sino en confiar en las promesas de Dios, decide buscar la medicina en las promesas de Dios y confiar en Él porque Dios es fiel a su Palabra:
- Si Dios es fiel sustentando su creación natural, cuánto más no sustentará el alma de quien le busca y confía en Él (42:1).
- Dios vive por los siglos de los siglos (42:2).
- Dios es fiel (42:3,8).
- Dios perdona y limpia (42:4 y 43:4).
- Dios promete ser nuestra fortaleza y nuestro refugio (42:6).
- Dios promete guiarnos todos los días (43:3).
Conclusión: Si todo lo que ves en ti, y a tu alrededor es gris, levanta tu mirada y ponla en Dios y en sus promesas; y cuando vuelvas a mirar a tu alrededor, verás la hermosura indescriptible de los colores.