La educación sexual en la familia


Estudio 11

Discipulado familiar

Texto base: Gn. 1:27-28; 2:24; 1ª. Co. 7:3-5; 1 Ti. 4:4; Heb. 13:4 y 1a. Ts. 4:4


Debido a nuestro trasfondo familiar, venimos a Cristo trayendo diversos conceptos de la sexualidad que si no son restaurados bíblicamente, continúan así por el resto de nuestra vida Por ejemplo, la mayoría de nosotros venimos de un trasfondo en el que decir “sexualidad” se considera algo sucio de lo que no se habla, y por lo mismo, nuestros padres nos enseñaron  por el “silencio” como la mejor ruta para esquivar el problema. Ahora nosotros como padres, siguiendo la tradición familiar, con frecuencia tomamos el camino de ir silencio, sin percatarnos que la falta de una orientación cristiana positiva resulta en una serie de graves problemas: Sentido de culpa ante pensamientos y sentimientos sexuales masturbación, caricias íntimas durante el noviazgo, embarazo prematrimonial y no deseado, niños tirados en la calle, divorcio, madres solteras, etc.

Pero la necesidad se agudiza si este "silencio" se debe a que los padres han considerado que el tema de la educación sexual de sus hijos no es responsabilidad suya, sino de la iglesia, la escuela o alguna otra institución o persona. Cuando los padres asumen esta actitud renuncian a su responsabilidad y se produce un vacío que es llenado en forma torcida por la calle y la escuela. Sin embargo, no es responsabilidad de la calle, ni de la escuela porque ninguno de los dos está equipado para ello. Ni siquiera de la iglesia es responsabilidad primaria. La Iglesia está para equipar a los padres y apoyarlos, para afirmar y reforzar lo que ellos hagan al respecto.

Es por esto, y por mucho más que debemos abordar el tema de la educación sexual en la familia desde la perspectiva bíblica.

Definición y propósito de la educación sexual en la familia

            La Sexualidad es un tema bíblico que encontramos ampliamente

discutido y citado en la revelación de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis. Temas como la circuncisión, la esterilidad, la menstruación, la menopausia, la fornicación, la homosexualidad, las caricias sexuales, la prostitución, la virginidad, la fertilidad, las relaciones sexuales, el aborto, las tentaciones sexuales, el alumbramiento, etc., son definitivamente asuntos de naturaleza sexual. Dios es el autor de nuestra sexualidad y nos ha dado reglas para usarla. Aceptemos nuestra sexualidad como don de Dios y conozcamos sus reglas para obedecerlas y ser felices:

El propósito.

Por lo arriba citado, la educación sexual persigue objetivos claros:

• Proveer un ambiente de comunicación por medio del cual los padres familiaricen a sus hijos con el concepto bíblico de la sexualidad y la reproducción.

• Presentar y demostrar a los hijos una actitud bíblica y cristiana hacia la sexualidad

Comunicar con lenguaje adecuado la formación básica de la sexualidad para reducir la tensión, el temor, la ignorancia, y así, salirle al encuentro a la curiosidad.

Llevar a los hijos a una aceptación de la sexualidad, a un respeto por el otro sexo, y a un aprecio y control de este regalo tan bello y poderoso que Dios nos ha dado.

Los Principios fundamentales que deben regular la educación sexual de la familia

Ubíquese usted mismo como padre. Esto es, sométase a la palabra de Dios obteniendo un concepto y una actitud bíblica acerca de la sexualidad. Hay que entender que la sexualidad:

  • Es creada por Dios (Gén. 1: 27)
  • Es ordenada por Dios (Gén. 1:28; 2:24; 1 Cor. 7:3-5)
  • Es buena en sí misma ( ITim. 4:4; Heb. 13:4)

Asuma la responsabilidad. Recuerde que Dios lo hace a usted responsable de la educación sexual de sus hijos. No es responsabilidad de la iglesia y ciertamente los padres jamás deben ceder esta responsabilidad y privilegio a la escuela ni a la calle. Es responsabilidad exclusiva de los padres.

Prepárese para ayudar a sus hijos. Lea la Palabra y lea libros Cristianos adecuados. El hermano Guillermo D. Taylor, en su excelente libro " La Familia Auténticamente Cristiana", provee una magnífica bibliografía sobre este tema en las páginas 202, 203 y 223-229.

A los dos hay que enseñarles acerca del precioso regalo de la virginidad y de la belleza del sexo en el marco santo del matrimonio. De lo que se puede disfrutar antes del matrimonio, y de aquello que Dios guarda para la vida matrimonial.

* Advierta a sus hijos de la perversión sexual. Explique adecuadamente sobre la pornografía en la internet, la literatura, la televisión y el cine. Advierta sobre la masturbación, el incesto, la violación y la fornicación.

Conclusión

La educación sexual de la familia es responsabilidad y privilegio exclusivo de los padres. Jamás debe ser delegada la responsabilidad a alguien más. La actitud correcta hacia la sexualidad y el matrimonio es comunicada de manera correcta sólo en el hogar cristiano. Allí, a través del diario vivir, a través de las actitudes y acciones correctas de los padres, los hijos aprenden que la sexualidad es un don hermoso de Dios, y que el matrimonio es algo bueno, deseable y el único marco diseñado por Dios para vivir plenamente la sexualidad.