Motivados a La Santidad Parte 2



Devocional 06

“Pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: Sean santos, porque yo soy santo. Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él durante su estadía aquí como residentes temporales. Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata, los cuales pierden su valor, sino con la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha.”  1 Pedro 1:15-19

 

En el devocional anterior vimos que necesitamos abrazar la realidad de que la santidad es posible. No debemos pensar que es algo inalcanzable, porque por medio del rescate y la expiación de Cristo, fuimos creados en una nueva naturaleza interior totalmente capaz de asemejarse a la naturaleza santa de Dios. Dios nos ha dado su modelo a seguir y la capacidad para ser santos, así que, debemos estar motivados porque la santidad es posible.

 

El mismo apóstol Pedro, en la segunda epístola de Pedro 1:4, nos dice: “(Cristo) nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina.” Así que la posibilidad de la santidad se basa en apropiarnos cada día de las promesas de Cristo, y de entrar con confianza en una relación muy íntima y cercana con Dios, que vaya transformando nuestro interior hasta que vamos participando más y más de la naturaleza divina de Dios reflejada en cada una de nuestras acciones, nuestras palabras, y nuestros pensamientos.

 

Por otro lado, me gusta mucho la frase del comentario bíblico Beacon, que dice: “la posibilidad de ser santos determina nuestro deber de serlo.” Hermanos, ante esta gloriosa oportunidad de ser santos, todos tenemos el deber con Dios de abandonar la vida vacía que heredamos de nuestros antepasados. Cuando Pedro dice que heredamos una vida vacía de nuestros antepasados, se refiere a los hábitos destructivos y pecaminosos a los que muchas veces nos aferramos, los cuales no producen ninguna semilla de esperanza o salvación en el corazón.

 

La gran motivación para vivir en santidad se encuentra en comprender el valor inconmensurable del rescate que Dios pagó por ti y por mi.

Muchas personas esperan salvarse conservando los hábitos vanos en su vida, porque piensan que si realizan buenas obras hacia el prójimo, o si perseveran en una rutina religiosa y ritual, Dios pasará por alto esos “pequeños gustos, o hábitos”, porque al final no lastiman a nadie. Pero lo que ignoran es el precio tan valioso e incomparable que Jesús pago para rescatarlos.

 

Cuando el apóstol Pedro dice que Dios pagó un rescate para salvarnos, la palabra original que se traduce como “rescatados”, no solamente se refiere a una liberación de la miseria, sino que se refiere también a la liberación del amor al pecado y de su poder.

Esta es una motivación extraordinaria. Cuando Cristo nos rescató con su sangre, nos hizo libres del amor al pecado, y también nos liberó del poder que el enemigo tiene para someter en esclavitud a las personas.  Por eso muchas veces nos sentimos tan mal cuando pecamos, porque la nueva naturaleza de Cristo en nuestro interior nos hace aborrecer el pecado; esa es la primera parte de una gran noticia, pero la segunda parte que nos conducirá a la santidad es orar, y buscar el arrepentimiento genuino, y creer que la sangre de Cristo siempre tiene poder para romper la esclavitud del enemigo sobre nosotros.

 

Hermanos, la sangre de Cristo debe ser tenida en alto honor. Es costosa en esencia, y es intrínsecamente preciosa, porque es la sangre misma de Dios, pues la deidad se encarnó en la humanidad. Este costo infinito es un beneficio invaluable que recibimos gratuitamente, por la gracia de Dios, y debe conducirnos a aspirar la santidad en nuestro carácter y en conducta.

 

La última gran motivación hacia la santidad es el hecho de saber que Dios, el único juez absolutamente justo, nos juzgará a todos cuando lleguemos a su presencia. La salvación eterna se recibe solamente por el favor inmerecido de Dios hacia todo aquel que cree en Jesucristo como único Salvador, pero a todos aquellos que, conociendo la naturaleza santa de Dios, rechacen deliberadamente la posibilidad, y la búsqueda ferviente de la santidad, Dios los condenará en el día final. Porque Dios no puede aprobar nada, ni a nadie, que esté en contra de su naturaleza santa.

 

Motivos para orar:

  1. Adoremos a Dios, y démosle gracias porque su misma sangre fue el alto precio pagado para rescatarnos. Si hoy tenemos vida, aún hay esperanza para valorar su sangre preciosa.
  2. Pidamos a Dios que todos puedan darse cuenta del valor que tiene el rescate de Dios. y que todos puedan experimentar conscientemente el deber y la posibilidad de ser santos como Dios es santo. Que vivamos con mucha reverencia ante Dios.
  3. Que todos podamos sentir la nueva naturaleza de Dios obrando en nuestro corazón en medio de cualquier necesidad.