“La oración no sirve para obtener lo que yo quiero de Dios; más bien fue diseñada para que yo pueda entender lo que Dios quiere de mí.” Paráfrasis de Ravi Zacharias
Lectura Devocional: Mateo 26: 36-45
Mientras se acercaba la hora final en la que Jesús sería sacrificado para nuestra salvación, su alma comenzó a entristecerse y a llenarse de angustia en gran manera. Entonces, Él entró al huerto del Getsemaní y comenzó a orar, y le pidió a Dios que, de ser posible, no tuviera que enfrentar una situación tan dura, cruel, y mortal como la cruz.
Pero Jesús, en medio de la agonía, deseando en una parte de su corazón humano poder evitar el sufrimiento del calvario, le dice al Padre estas palabras: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”
Ahora nosotros estamos viviendo tiempos de violencia, de inseguridad y angustia, de enfermedad y muerte, de pobreza y aflicción, como nunca antes se había visto en el mundo. Y por esta razón la fe en Dios se va debilitando, aún adentro de la iglesia de Cristo.
Si Jesús, siendo el Hijo de Dios, estando en medio de la angustia sintió una fuerte necesidad de orar al Padre, cuánto más nosotros, en medio de estos tiempos, necesitamos volcar nuestra vida en oración a Dios. La iglesia necesita sentir una necesidad apremiante de orar.
Jesús sabía que los discípulos estaban a punto de enfrentar días sumamente duros y complicados alrededor del evento de la crucifixión, por eso Jesús quería que ellos se mantuvieran despiertos y orando, pero ellos estaban tan agotados físicamente que no pudieron velar en oración.
En estos días, Dios quiere que la iglesia esté alerta en oración. Que la iglesia esté preparada para ser luz en medio de las tinieblas. Que la iglesia esté lista para vivir en el poder del evangelio de Cristo, así como la iglesia de los Hechos avanzó ardientemente con el mensaje de Salvación a todo el mundo por medio de la oración y el amor fraternal.
Pidámosle a Dios que despierte “todos nuestros sentidos” para orar; Que despierte los sentidos de nuestras familias y de nuestra iglesia para orar. Pidámosle que Él nos de la gran bendición de “saber orar” por nuestra iglesia.
La oración de Jesús en el huerto del Getsemaní nos enseña varias cosas que necesitamos considerar y orar por ellas:
- Como Jesús, siempre debemos estar conformes con la voluntad de Dios, aunque sea difícil comprenderla o aceptarla, porque Dios siempre sabrá guiarnos por el mejor camino aunque no lo podamos ver en el momento exacto de la angustia. Casi siempre oramos conforme a “nuestra voluntad”, pero Dios quiere cambiar nuestro corazón para que pidamos conforme a “Su voluntad”, y que estemos conformes y contentos con ella. Que se haga su voluntad en nuestra vida, en nuestras familias, y en nuestra iglesia.
- Todas las necesidades se pueden superar orando. No hay ningún problema tan grande que la oración no pueda vencer. Pero necesitamos entender que aunque “nuestro espíritu está dispuesto, la carne es débil.” A veces estamos tan afanados, que lo último que hacemos es orar. Pidámosle a Dios que su Espíritu Santo nos de claridad en todo momento para entender que en medio de la angustia, el cansancio, o cualquier situación, necesitamos esforzarnos para orar, porque no hay ningún problema que no se pueda superar orando al Padre.
- Que al orar siempre debemos descansar en el amor y la misericordia de Jesús por nosotros. Aunque los discípulos se quedaron dormidos Jesús siguió adelante, y al final cumplió todos sus buenos propósitos en ellos. Cuando estamos cansados, o fallamos, Jesús siempre intercede por nosotros. La oración no existe para llevarnos a un punto de frustración perpetua, sino para levantarnos siempre en esperanza, y para que sigamos esforzándonos en volver nuestro corazón hacia Jesús cada mañana. Los discípulos no pudieron orar con Jesús aquella noche, pero más adelante, en la hora de mayor persecución se volvieron a reunir para orar, y allí, en aquellas reuniones de oración, Jesús capacitó y restauró la vida de cada uno de ellos.
Efesios 6:18 dice: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”
Aprendamos como iglesia la importancia de la oración, y llevémosla a la práctica pronto, porque los tiempos apremian y la iglesia de Cristo necesita ser luz.