Adoramos a Dios cuando Rendimos nuestra Voluntad a El



“Por lo tanto hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la forma de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cuál es buena, agradable y perfecta.” Romanos 12: 1 y 2

“Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.” 1ª Corintios 10: 31

“Ya que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos y agrademos a Dios adorándolo con santo temor y reverencia.” Hebreos 12: 28

“Nunca debemos descansar hasta que todo dentro de nosotros adore a Dios.”

AW Tozer

 

Esa es una declaración desafiante de parte de AW Tozer, ¿no lo crees? ¿todo dentro de nosotros, Señor? ¿Enserio? ¿Qué tal un 73% de lo que hay dentro de nosotros? ¿será suficiente con eso? ¿podemos conservar el otro 27% de nuestra voluntad para hacer las cosas a nuestra manera? Definitivamente podemos, pero lo que más nos conviene es rendirle todo a Él. No nos engañemos a nosotros mismos: rendir nuestra voluntad es señal de muchas cosas, pero no es una señal de timidez o falta de carácter. Es una de las cosas más laboriosas y difíciles que puedes realizar en la vida. Pero al mismo tiempo, puede resultar en uno de  los mas grandes actos que traerán paz y libertad a nuestra vida. 

 

Muchas veces nos encontramos aturdidos, incómodos,  y acosados por “cosas” que en cada aspecto de nuestra vida compiten por nuestra atención. Y no solamente cosas, sino eventos, ideas, sueños, formas de pensar y planes que parecen ser increíbles. Parecen hacer sentido en una sociedad que se ha “vacunado” a si misma en contra de Dios. Pero Dios nos llama para conducirnos hacia un estándar más elevado.

Uno en donde seamos capaces de cambiar nuestra propia agenda por un propósito superior. Uno que nos ha de introducir en la voluntad de Dios, la cuál es buena, agradable, y perfecta.

 

Como seguidores de Cristo, hemos sido llamados para cumplir sus propósitos, no los nuestros. Para amarlo a Él con todo nuestro corazón, descartando todo lo demás que compita por nuestra devoción. Para amar a los demás así como nos amamos a nosotros mismos. Para dar a conocer su Nombre, y para construir su legado, en lugar de asegurarnos que nuestro nombre será reconocido.

 

¿Qué pasaría si, en medio de las tentaciones que este mundo nos arroja, nosotros eligiéramos no conformarnos a los estándares que todos los demás parecen aceptar como normales, o incluso peor, como excelentes? ¿Qué pasaría si en vez de eso, nosotros rendimos nuestra voluntad ante lo que Dios nos ha llamado a hacer? Hemos sido llamados para enfocar todo nuestro afecto hacia un Dios amoroso que nos guarda y nos da vida – No para que adoremos las posesiones materiales que este mundo nos puede ofrecer.

 

Este Dios al cuál adoraremos por el resto de nuestros días es increíblemente bueno. Sus planes son espectaculares, y él nos invita para unirnos a Él. Ni siquiera las ideas más brillantes u originales que nosotros pudiéramos tener para llevar una buena vida se compararían a los planes que Él tiene para nosotros. Sus planes están en un universo totalmente diferente y superior, y él nos invita a experimentarlos.

 

Nuestro Dios es poderoso, majestuoso, todo sabio, y nunca se adormece. El es el fundador del mundo, el hacedor de los océanos, el que cabalga en las alas del viento, el que da nombre a cada una de las estrellas, el perdonador de pecados y el dador de gozo. Dios es santo, bueno, grande, y el sanador de los corazones quebrantados. Y nos ama extraordinariamente.

 

Ahora, vamos a pasar el resto de nuestros días adorándolo.

 

Reflexión:

 

·       Lee  el Salmo 96, y decláralo al Señor mientras lo lees.

·       Vamos a pedirle a Dios que nos permita darnos cuenta de los planes y propósitos que nosotros hemos hecho para nuestras vidas y que no van de acuerdo a sus planes superiores. Y vamos a decidir entregarle toda nuestra existencia a él.

·       Escribe cualquier revelación que Dios te hable durante este tiempo devocional.