“El Señor es un refugio para los oprimidos, un lugar seguro en tiempos difíciles. Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.” Salmo 9: 9 y 10
“¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Te deseo más que cualquier cosa en la tierra.” Salmo 73:25
“Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.” Proverbios 3: 5-6
“Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!” Habacuc 3: 17 y 18
“Nunca tengas miedo de confiarle el futuro desconocido a un Dios conocido.”
Corrie ten Bloom
Confiamos en tantas cosas cada día de nuestras vidas.
Confiamos en que la silla en que nos sentamos nos va a sostener.
Confiamos en que la comida que comemos no nos hará daño.
Confiamos en que la señal de internet será estable cuando la necesitemos.
Sabemos como confiar. Depositar nuestra confianza en las cosas que vemos parece ser una tarea relativamente más fácil para nosotros. Solo que no siempre depositamos nuestra confianza en las cosas correctas.
¿Qué pasaría si en vez de confiar en nosotros mismos o en algo temporal como el primer recurso que tenemos, pudiéramos confiar en Dios en primer lugar, y dejáramos en segundo lugar la confianza en nosotros mismos y en las cosas? Escoger confiar en Dios como nuestro primer instinto en vez de hacerlo como la última opción ocasionará un crecimiento espiritual cada vez más profundo en nosotros. Piensa un momento en cuánta paz experimentaríamos cada día si esta fuera nuestra realidad.
En el día en que no obtengamos el trabajo para el cuál fuimos entrevistados, en vez de pensar que nunca nos ocurre nada bueno, elegiremos confiar en que Dios es bueno y que Él quiere lo mejor para nosotros. Cuando nos sintamos derrotados y desanimados, en vez de sumergirnos más en un abismo de desesperación, elegiremos confiar en que Dios está por nosotros y que es el Sanador de los corazones rotos.
Así que, ¿Cómo llegamos a ese lugar donde podemos confiar en Dios con todo el corazón? Realmente es muy simple: Por medio de conocer más a Dios. No podemos confiar en alguien que no conocemos. Y la forma en la que podemos conocer a Dios es pasando tiempo con Él, leyendo su palabra, rodeándonos de amigos y personas que sean verdaderos seguidores de Cristo, y sumergiéndonos nosotros mismos en la Verdad de Dios. Entre más aprendemos acerca de su carácter, sus caminos, sus planes y su amor por nosotros, será más sencillo confiar en Él.
La confianza y la fe van de la mano, y con mucha frecuencia se consideran sinónimos. El autor del libro de Hebreos escribe que “sin fe es imposible agradar a Dios”. Cuando caminamos en fe y elegimos confiar en Dios a pesar de lo que cualquier voz a nuestro alrededor nos declare, nosotros agradamos a Dios. Esta es el camino más básico, sencillo, y esencial en el que podemos adorar a Dios.
Como adorar a Dios:
· Lee el Salmo 121, y decláralo al Señor mientras lo lees.
· Cuando te encuentres luchando y dudando de la bondad de Dios y de sus planes, abre tu boca y pronuncia y declara tu fe. Dile a Dios que decides confiar en Él, aunque no sientas el deseo o la claridad para hacerlo.
· Escribe cualquier revelación que Dios te hable durante este tiempo devocional.