La Gran Ancla de la Fe – Parte 2



Devocional 13

“Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve.”

Hebreos 11: 3 (NVI)

 

“Por eso, así dice el Señor: Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme. Si evitas hablar en vano, y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz.”

Jeremías 15: 19 (NVI)

 

En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. El que es la Palabra existía en el principio con Dios.  Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él. La Palabra le dio vida a todo lo creado, y su vida trajo luz a todos.”

Juan 1: 1-4 (NTV)

 

El camino eficaz para ejercer la fe es a través de nuestras palabras. En Génesis 1 podemos ver que Dios creo el universo, y formó toda la creación, por medio de sus palabras. Su voz formó todo lo visible. A ninguna otra criatura Dios le dio el privilegio de establecer un lenguaje por medio de las palabras sino solamente al ser humano, porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Toda la creación adora al Señor soberano; los mares, las montañas, el cielo, las aves, los animales, etc. Toda la creación reconoce a su creador y le adora. Pero solamente el ser humano fue equipado con el don de las palabras para adorar a Dios, y así crear una nueva realidad que traiga vida a su entorno.  La fe se ejerce por medio de las palabras, pero no de cualquier palabra.

Hermano, cuando inclinas tu corazón en humildad delante del Señor para hablar lo que en verdad es valioso experimentarás la poderosa restauración de Dios en todas las áreas de tu vida y en la vida de tu familia.

 

Nuestra mente es como un huerto en el que son sembrados muchos pensamientos. Muchos de estos pensamientos han sido sembrados por Dios; otros, han sido sembrados por nosotros mismos de acuerdo a las cosas que hemos vivido. Pero también existe un esfuerzo astuto y constante del enemigo para sembrar pensamientos en nuestra mente, que muchas veces da resultado. Esto es una realidad, por muy difícil que sea aceptarlo.

Pero por medio de Cristo tenemos el poder para identificar de donde proviene cada pensamiento, con el fin de examinarlo a la luz de la verdad que Jesús nos ha dado, y así permitir que el Espíritu de Dios limpie el huerto de nuestra mente de los pensamientos que no son verdaderos, y que intentan destruir nuestra vida.

Una vez que reconocemos de donde proviene cada pensamiento, y lo llevamos a la verdad de Jesús, entonces podremos expresar con nuestras palabras lo que en verdad es valioso y poderoso. Lee 2ª Corintios 10: 4-5 para entender mejor esta idea.

 

Muchas veces, basados en pensamientos de mentira y de destrucción que el enemigo ha sembrado en nosotros, hablamos palabras de desanimo, de desaliento, de amargura, de autodestrucción, o de autocompasión. Decimos cosas como estas: “Yo ya no quiero existir más.” “Soy lo peor que existe, mi vida no tiene sentido.” “Todo me sale mal, no tiene caso intentar agradar a Dios.” “Ya pasaron los mejores años de mi vida, lo arruiné todo.” “No me ha funcionado servir a Dios y serle fiel, parece que Él no me responde, tal vez sea mejor dedicarme a otra cosa.” “Soy un fracaso en todo.” “Estoy horrible.” etc.

Palabras como esas, son palabras vanas y mentirosas. Porque la realidad de lo que hizo Jesús por nosotros es radicalmente opuesta. Jesús es la Palabra de Dios, revelada a nosotros, para darnos vida y luz. Mira algunos de los pensamientos que Dios quiere que sean sembrados en tu mente para que tus palabras sean valiosas y poderosas en la fe. Lee en voz audible y poniendo atención a las palabras resaltadas en el pasaje:

 

Romanos 5:8-11 dice “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios! Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida! Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido reconciliación.” Esta es la nueva realidad se lo que ahora eres en Cristo.

 

También puedes leer: Efesios 1 completo;  Jeremías 31:3; o el Salmo 34. Todos estos pasajes hablan de la manera en la que Dios te ve, y lo que Dios piensa de ti por medio de Jesucristo. Eres valioso y muy amado para Él, pero necesitas empezar a hablar, y a pronunciar con tus palabras todas estas realidades, día y noche.

 

Efesios 5: 19 dice “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” Estas son las palabras que deben salir de nuestra boca todas la mañanas cuando nos despertamos y cada noche mientras cerramos los ojos.

 

Iglesia, arrojar el ancla de la fe es hablar lo que en verdad vale. Que podamos entresacar lo precioso de lo vil, y que nuestra boca exprese palabras de fe en Jesucristo y en sus buenos propósitos para nosotros. No permitas que un mal pensamiento te conduzca a expresar palabras de desanimo o destrucción, sino que mas bien puedas comprender que con nuestras palabras podemos crear una poderosa restauración de Dios en nuestra vida y en la de nuestra familia.

 

Ora al  Señor unos minutos, y pídele que te ayude para que tomes control de tus pensamientos y de tus palabras, para que puedas ser restaurado, y para que puedas ser un portavoz de su gloria. Porque este es nuestro principal propósito en la vida: Glorificar y alabar a Dios con nuestras palabras.