Padre haznos uno



Para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tu en mí...

Juan 17: 21-23 (NVI)

El campo de las matemáticas tiene una amplia variedad de aplicaciones. Sin embargo, el tipo de matemáticas que un individuo utiliza depende ampliamente del campo en el que se desempeñe, de su profesión u ocupación. Y aunque a muchos de nosotros no nos agrade, las matemáticas son una parte esencial de nuestra vida diaria. Por ello, un conocimiento básico en este tema es esencial para funcionar efectivamente en nuestro mundo hoy. 

Aunque el método matemático de Dios pueda ser muy poco convencional, la misma teoría aplica en el cuerpo de Cristo porque cuando los números se juntan, siempre producen algo. Por ejemplo, Génesis 2:24 declara: “por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán UNA sola carne.” O, EN 1 Juan 5:7 leemos: “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: El Padre, El Verbo, y El Espíritu Santo, y estos tres son UNO.” 

Basado en los versículos anteriores, es claro que los principios matemáticos que nosotros conocemos no aplican aquí. En Génesis 2:24, 1 + 1 =1 , y en 1 Juan 5:7, 1 + 1 + 1 = 1. ¿Cómo puede ser esto posible? 

Simple, en Cristo cada miembro individual se reúne para formar UNO, esto representan la unidad en espíritu y en cuerpo (El cuerpo de Cristo, que es la iglesia). Aunque puede haber muchas partes (individuos) en Cristo, aún así hay un solo Cuerpo (1 Corintios 12: 12-14). 

La unidad en el cuerpo de Cristo siempre fue y será el objetivo; este deseo se puede ver en la oración de Jesús en el capítulo diecisiete de Juan. Jesús dijo, “Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estas en mí, Padre, y yo estoy en ti.” (Juan 17: 21-23, NTV)

Cuando el cuerpo de Cristo funciona adecuadamente y se encuentra convenientemente reunido bajo un solo propósito, nosotros, la iglesia, podemos vencer seriamente al enemigo y al reino de las tinieblas. 

Pero la unidad que Cristo quiere de nosotros solo se logra si cada individuo permanece en una comunión genuina con Dios. Jesús pidió que todos estuviéramos “en Él.” Así que es necesario que como miembro del cuerpo de Cristo permanezcas en comunión con Dios por medio de la iglesia, por medio de la oración, y por medio de la lectura devocional bíblica. 

Como iglesia local hemos visto muchas veces la gloria de Dios. Hemos experimentado su presencia; hemos sentido su perdón y su amor; nos ha sido revelada su Palabra en el corazón; Pero Jesús nos dijo que nos ha dado su gloria con un solo propósito. Jesús dijo: “Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno...” así que cuando experimentes cualquier cosa respecto a la gloria de Dios recuerda que Jesús te da el regalo de su presencia para que vivas en unidad con las personas de tu familia y de tu iglesia local. 

Puntos sugeridos para orar: 

Pidámosle a Dios que quite cualquier dureza en nuestro corazón que nos esté impidiendo vivir en unidad con nuestra familia, y con la iglesia local; pidamos perdón a Dios por todas las veces que nos ha mostrado su gloria y nosotros hemos endurecido el corazón para cerrarlo a las demás personas. 

Pidámosle a Dios que abra nuestro corazón para que permanezcamos en verdadera unidad con Él, con el Hijo, y con el Espíritu Santo, con el propósito de que podamos vivir en verdadera unidad con el cuerpo de Cristo también, empezando con nuestra propia familia. 

Que Dios nos de un corazón para servir en amor a todos los que nos rodean, en vez de demandar ser amados y servidos.