Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad
Juan 1:14
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
Gálatas 4:4
Después de meses de intentarlo, finalmente, una joven madre por fin logra quedar embarazada, y ahora se encuentra emocionada por traer una nueva vida el mundo. Pronto ella comienza a imaginar todas las cosas que experimentará en los años por venir mientras el niño crece y se desarrolla. En el quinto mes de embarazo ella comienza a experimentar muchos dolores y contracciones al grado de sentir que debe empezar a pujar para expulsar al niño. Los doctores le advierten que no debe pujar porque el infante aún no ha terminado de desarrollarse lo suficiente, ya que el tiempo para un embarazo normal debe ser de nueve meses. Si el bebe naciera en este punto, no solamente quedaría subdesarrollado, sino que también existiría un riesgo potencial de que él o ella sufrieran efectos colaterales de salud en un futuro. La joven madre toma las indicaciones de los doctores correctamente, soporta muchas semanas de un reposo incomodo en su cama, y entonces da a luz un bebe saludable en el tiempo indicado.
Metafóricamente hablando, al igual que esta joven madre, hay muchos creyentes dentro del cuerpo de Cristo que están llenos, o “embarazados”, de propósito y destino, que saben que hay un llamado de Dios para su vida, y están llenos de la unción de Dios, listos para brotar; Sin embargo, sin importar que tan complicado resulte experimentar los dolores y las incomodidades de esta etapa sin que realmente brote nada, cada uno de nosotros necesitamos aprender cómo aguantar y esperar pacientemente por el tiempo indicado por Dios.
Jesucristo es el ejemplo perfecto de alguien que aguardó pacientemente las promesas del Padre. Jesús vivió en la tierra por treinta años antes de ser ungido y liberado para el ministerio público (Mateo 3:16-17). Así como Jesús hasta antes de cumplir treinta años, imagina saber que tú eres Dios en carne (Juan 1:1-14), que tienes todo el poder y la autoridad en tus manos, pero no puedes disponer de ese poder porque el tiempo correcto aún no ha sido aprobado por Dios. Como creyentes necesitamos aprender a no querer ir adelante de Dios, porque la unción y las capacidades de Dios sobre nosotros, y en nosotros, son para el tiempo indicado. El tiempo señalado por Dios, no por nosotros (Jeremías 29:11)
De la misma manera, en cada circunstancia de la vida, necesitamos aprender a esperar pacientemente como Jesús. Jesús no se amargaba mientras esperaba; no estaba enojado con los miembros de la sinagoga, o con sus líderes religiosos, ni se frustró con su familia, sino que esperaba confiadamente, con esperanza, y lleno del fruto del Espíritu en su carácter, hasta que llegó el tiempo indicado para manifestar lo que Dios ya había engendrado por medio de Él.
Puntos sugeridos para Orar:
Adorar a Dios porque sus pensamientos y sus caminos son mucho más altos que los nuestros y podemos descansar en su grandeza. Humillar nuestro corazón a su voluntad.
Pedirle a Dios que nos capacite y nos enseñe a esperar en sus promesas mientras permanecemos fieles a sus mandamientos; orando, siendo amorosos fraternalmente con todos, y estudiando diligentemente su palabra.
Expresemos nuestra confianza personalmente en que Dios nos ha dado propósitos, dones, y llamados, de acuerdo a su buena voluntad hacia cada uno.