Lección 9
Evangelios Sinópticos
Texto base:
Introducción a la Lección:
1. Una de las declaraciones más extraordinarias que Cristo hizo, la hizo en relación con uno de sus contemporáneos y se encuentra registrada en Lucas 7:28,
"Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista… “
La declaración es impactante porque es Cristo, Dios mismo diciendo esto de un hombre. El hecho de que lo diga de un hombre ya es bastante significativo, pero que lo diga precisamente de Juan el bautista lo hace doblemente extraordinario porque Juan no aparece en la lista de los grandes profetas del Antiguo Testamento, no fue discípulo de Cristo, no estuvo entre los fundadores de la iglesia, nunca escribió algo. Fue encarcelado cuando apenas empezaba su ministerio y decapitado como resultado de los caprichos de una mujer perversa. Desde el punto de vista humano, Juan fue un total fracaso, un nacido para perder.
2. Sin embargo, tan pronto como uno empieza a estudiar su vida y ministerio en lo poco que los sinópticos dicen de él, se da uno cuenta que se trata de uno de esos hombres que Dios escoge para ilustrar su gracia de una manera extraordinaria e impactar nuestra vida para siempre. Un auténtico triunfador en lo que a Dios tiene que ver porque cumplió fielmente el servicio que Dios le encomendó: Prepararle el camino al Señor y presentarlo al mundo,
"He aquí el codero de Dios...”
3. Juan es llamado a hacer un trabajo bien especifico en un tiempo que es tiempo de todos los tiempos: ¡Tiempo de consumación del plan eterno de Dios, tiempo de clímax, tiempo que no ofrece posibilidades para un ministerio de realización personal, es tiempo de Dios, no del hombre!
4. La vida y ministerio de Juan ilustra lo que es la vida de reconciliación integral. Cuando Cristo comienza a ser formado en la vida del creyente, se inicia el milagro de la reconciliación. La vida cristiana es reconciliación integral o la restauración de las relaciones interrumpidas o torcidas por el pecado.
1- La Vida de Juan Empieza con una Relación Correcta con Dios (Lc. 1:15).
Es una relación de esencia, no de conveniencia:
· El verbo "ser lleno" (plestésetai ) viene de la palabra "pléromai" que significa "plenitud". La relación de Juan con Dios nace en el control que el Espíritu Santo ejerce sobre él. Pero este control se da cuando Dios en el Espíritu Santo se convierte en la fuente suficiente de toda satisfacción.
· Al estar lleno con el Espíritu Santo está completo en Dios: de Dios vive, de Dios piensa, de Dios actúa, y no necesita de ningún elemento que no proceda de Dios para ser lo que es. No necesita del alcohol, del aplauso, de que todo marche bien a su alrededor para sentirse bien. Dios realmente es su satisfacción.
2 - La vida de reconciliación de Juan muestra una relación correcta consigo mismo (Lc. 7:24 y Ju. 1:23).
· De su relación con Dios surge su identidad. Porque sabe quién es Dios, sabe quién es él. Él es la articulación concreta de los pensamientos de Dios.
· Como sabe quién es, consecuentemente sabe quién no es. La combinación de los dos elementos lo hacen un hombre seguro que no es afectado por lo que le rodea. El aparente éxito de su ministerio, reflejado en las multitudes que se reúnen a oírlo, no lo afectan, él sigue siendo el mismo.
· Como consecuencia lógica de saber quién es Dios y quién es él empieza a caminar por el camino de la convicción. "La caña sacudida por el viento" es un símbolo de firmeza y convicción en la fe en Dios en medio de las circunstancias más difíciles. El cristiano que conoce quién es Dios y quién es él, es un cristiano de convicción.
3 - La vida de Juan muestra una relación correcta con su entorno:
· Conoce su mundo y las necesidades específicas de su gente (Lc. 3:1-14).
· Mantiene una relación de independencia y control sobre los bienes materiales (Mt. 3:4).
4. La vida de Juan muestra una relación correcta con su misión:
· Busca el desierto o la soledad con Dios para poder entender con claridad la voluntad especifica de Dios para su vida (Lc. 1:80).
· Sabe claramente que su misión es despertar al pueblo hacia Dios y presentarle al Mesías para que lo sigan. Su misión es hacer discípulos para Cristo y no para él mismo (Jn. 1:29- 42). Por esta razón nunca creó dependencia. El día que sus discípulos lo oyeron proclamar a Jesús, siguieron a Jesús en forma espontánea y Juan se sintió realizado en vez de sentirse relegado.