La prueba en medio del avivamiento



Lección 5

Hechos

Texto base: Hechos 4


El capitulo 3 cierra con Pedro predicando con denuedo el evangelio de Cristo a una multitud con hambre y sed de Dios. Desde la resurrección del Señor todo había sido cuesta arriba para este primer grupo de cristianos. Primero las experiencias increíblemente gloriosas con el Señor Jesús resucitado por cuarenta días. Después el milagro espectacular de la ascensión donde el Señor es literalmente arrebatado en medio de ellos, y llevado hasta desaparecer de su vista.  Unos días después el cumplimiento de la promesa del Padre: el Espíritu Santo viniendo sobre cada uno de ellos, y llenándolos de su presencia de una manera extraordinaria y sobrenatural. 

Hasta aquí todo había sido el cielo en la tierra. 

Una cadena de manifestaciones del poder de Dios fuera de lo ordinario. Alentados y fortalecidos por el poder de Dios, Pedro y Juan se dirigen al templo a la reunión de oración de las 3:00pm. Y allí se encuentran con este hombre cojo que al verlo, el Espíritu Santo les ordena sanarlo para la gloria de Dios. Pedro manda al hombre cojo ponerse en pie en el Nombre de Jesús, al hacerlo, queda sano. Esto dio pie para que la multitud asombrada se juntara alrededor de Pedro y Juan. Pedro ungido con el poder de Dios les predica el evangelio. Pedro ve que la gente está compungida recibiendo su mensaje. Pero antes que haga la invitación, llega la guardia del templo, los arresta y los pone en la cárcel. 

¿Por qué permite Dios esto? ¿No se supone que en un avivamiento de la magnitud de éste todo mundo debe responder positivamente a Dios; y la iglesia debe ser respetada, y tenida en gran estima? Bueno, veamos lo que nos enseñanza el este pasaje:

1.- Lo que este acto de persecución nos enseña   (4:1-22)

El avance del evangelio de Cristo siempre será resistido por el diablo. Aquí tenemos en esta ciudad de no más de 80 mil habitantes, un tremendo avivamiento que implica una gran conmoción del pueblo por las cosas de Dios, predicación permanente, y conversión masiva de la gente de sus malos caminos, extraordinarias manifestaciones del poder de Dios en sanidades y milagros en general. Todo mundo debería estar de fiesta por esto, y sin embargo hay un cierto sector de la población que está totalmente en contra. ¿Por qué? Porque el diablo se opone al avance de la obra de Dios.

El diablo siempre usa las religiones como estructuras de poder para oponerse al avance de la verdad de Dios. Las religiones son los sistemas humanos de salvación por los que el hombre pretende salvarse a sí mismo. El judaísmo era en los días de Cristo una religión más porque se había apartado de la relación personal con Dios. Cualquier persona que sustituye su relación personal con Dios por la liturgia se vuelve religiosa, y pierde la sensibilidad para discernir la obra de Dios. El diablo usa aquí a los líderes religiosos del pueblo que estaban divididos en grupos de poder: los gobernantes que era el grupo sacerdotal encabezado por el Sumo Sacerdote y su familia, los ancianos que eran las cabezas de las familias aristócratas líderes de la sociedad, y los escribas que eran los maestros o doctores de la ley. Todos estos grupos estaban confederados y organizados en un sólo cuerpo gobernante que se llamaba Sanedrín, el cual se caracterizaba por su profundo odio a Jesús de Nazaret. Unas cuantas semanas antes este cuerpo había juzgado a Jesús, sentenciado a muerte, y entregado a Poncio Pilato para su ejecución (lo que Pedro denuncia como traición al entregar un hermano judío en manos de autoridades gentiles). Ahora aquí está este mismo cuerpo que concentra todo el poder judío en feroz oposición al avance del amor de Dios. ¿Cómo es posible que aquellos que se supone deben ser promotores de los intereses de Dios se encuentren convertidos en los más implacables enemigos del Dios que deben representar? Esto es lo que hace Satanás por medio de la religión. ¡Qué peligrosa es la religiosidad! ¡Tengamos cuidado de nosotros mismos, no descuidemos nuestra relación personal con Dios!

2.- La respuesta del verdadero avivamiento unte la persecución (4:8-12,  19-20, 23-37