El caso de la mujer adúltera

Escrito el 26/02/2019
Iglesia Rey de Gloria


Lección 13

Evangelio de Juan


Un Acercamiento a La Lección:

1. Hemos venido viendo el proceso y el progreso de la oposición de los gobernantes a la persona y enseñanza de Jesús (7:19, 25, 30, 32,45 y 47-52).

2. En el caso de la mujer adúltera la oposición del liderazgo israelita cobra uno de sus más feos, oscuros y malignos matices. Salen a relucir el odio, la malicia, la hipocresía, la impiedad y sobre todo, el deseo ferviente de este grupo de destruir al Señor. Tres elementos le dan contenido y forma a este caso:

1)      El odio de los Escribas y Fariseos (los gobernantes).

2)      La trampa que se le tiende al Señor.

3)      Y en medio de la trampa y el odio, vemos al pecador tratado por el legalismo (los gobernantes) y la gracia (Jesús).

1. El Odio de los Gobernantes

Una de las cosas que más llaman la atención aquí es esa actitud enemiga contra  Dios y de todo lo que se relaciona con Él, que se esgrime en nombre (precisamente) de la ley de Dios por aquellos que siendo líderes, debieran ser las personas más sensibles hacia él. ¿Qué es esto y de dónde viene?

* Esto es legalismo que consiste en la sustitución de una relación viva, dinámica y personal con Dios que tiene como base y esencia la obediencia a él, por una liturgia que la representa. Esto lleva al hombre a entender y aplicar mecánicamente la letra, no el espíritu de la ley, a la conducta de los demás.

* De acuerdo con Romanos 2:17-29, este legalismo nace y se desarrolla así:

  • Empieza cuando el hombre sustituye la obediencia a Dios por las actividades externas que representan esa obediencia [liturgia] (vrs. 25-2 9).
  • La sustitución da lugar a la soberbia que tiende a manipular a Dios para provecho personal (vrs. 17-20).
  • Como secuela de la “sustitución” y la “soberbia”  viene la proyección judicial (vrs. 1,21-23). Se trata de una proyección sobre los demás del repudio que sentimos por nuestros propios vicios y debilidades. La gravedad de esta situación no reside en el hecho que tengamos vicios y debilidades, ni siquiera reside en el hecho de que los podamos  ver en los demás. La gravedad consiste en que los vemos y los juzgamos en los demás pero no somos capaces de verlos y juzgarlos en nosotros.
  • Luego viene el menosprecio a la gracia y a la misericordia (vr s. 3 - 4).
  • Enseguida se presenta el endurecimiento del corazón (vr.5).
  • De esta manera se llega a una condición sin defensa delante de Dios (vr.1).

2. La Trampa que se le tiende al Señor:

Esta trampa es la primera demostración de la perversidad del legalismo:

* Se crea artificialmente el caso (Jn 8:4):

  •  "Se le sorprende en el acto mismo..."
  •  "No trajeron al hombre con quien la mujer estaba", porque seguramente se trataba de uno de ellos.

* Tratan de poner al Señor en un callejón sin salida para poderlo destruir.

* Lo interrumpen en medio de su enseñanza.

1. El pecador ante el “Legalismo”:

* El pecador no tiene posibilidades ante el legalismo porque éste busca la exaltación y satisfacción de la justicia personal, jamás la gloria de Dios en la vida del necesitado.

* El “legalismo” es cruel, no tiene amor:

  •  Usa perversamente a una mujer
  • Tiende una trampa perversa, sucia y traidora al Señor a fin de destruirlo.

El “legalismo” es impersonal.

* Ni Jesús ni la mujer son vistos como personas sino como un par de objetos que hay que destruir:

  • El pecado de la mujer es anunciado públicamente, sin compasión.
  • También Jesús es emboscado públicamente, sin amor.

* El legalismo es injusto y selectivo (Rom.2:11). La Ley manda el castigo de ambos, tanto la mujer como el hombre (Lv. 20:10 y Dt. 22: 22).

* Es penitenciario, no regenerador.

* Es condenatorio, no redentor.

2. El pecador ante la gracia:

* La gracia reconoce la gravedad del pecado, pero ofrece solución (vr. 11):

  •   "Ni yo te condeno..."
  • "Vete... "
  • "No peques más..."

* La primera preocupación del Señor es el pecador como persona.

* La gracia no hace acepción de personas (Rom.2:11)

* La gracia confronta al legalismo.

* La gracia vence al legalismo.