Anclados a la Fidelidad de Dios



Devocional 11

“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que lo prometió.”

Hebreos 10: 23

 

“Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.”

1ª Corintios 1: 9 (NVI)

 

“Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mi.” (Jesucristo)

Juan 15:4 (NVI)

 

Fluctuar, vacilar, dudar; A veces, son las consecuencias de las olas que nos golpean durante las tormentas de la vida. Delante del Señor debemos ser humildes para reconocer que, como todos los seres humanos, somos susceptibles a la inestabilidad ante determinadas circunstancias de la vida. La palabra de Dios nos alienta para mantenernos firmes, para permanecer en Jesús , y para ser estables, porque Dios conoce perfectamente que, ante las dificultades, pueden llegar pensamientos a nuestra mente que nos hagan dudar o fluctuar en la fe.

La Iglesia de los Hebreos estaba experimentando mucha inestabilidad debido a las persecuciones que se habían desatado en su contra por causa de haber aceptado a Jesucristo como Salvador. Pero no se habían equivocado en aceptar a Jesús, simplemente necesitaban anclarse más fuerte en la fidelidad de Aquel Jesús que les prometió la salvación y la vida eterna. 

 

La fidelidad de Dios nos sostiene cada día, pero al mismo tiempo debe motivarnos para que también nosotros seamos fieles, y estables, en la profesión de nuestra fe. Jesús nos enseñó que debemos permanecer en Él, y en sus palabras, así como las ramas permanecen en la vid para llevar mucho fruto. Separados de Jesús nada podemos hacer. Permanecer en Cristo significa ser estables en él, y en su Palabra.

 

Hebreos 10:21 dice: “Tenemos un gran sacerdote al frente de la familia de Dios. Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.” Dios nos ha llamado como una familia, a permanecer juntos y estables en la fe, para descubrir, unidos, que Dios es Fiel. Somos la casa de Dios, su Iglesia; acerquémonos a la fidelidad de Dios así:

 

  • Con un corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe. Romanos 5:1 nos dice que “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Tal vez te encuentres enfrentando muchos problemas, o debilidades, o diversas aflicciones. Y cuando te acerques a Dios es necesario que abras tu corazón, y seas franco en todos tus pensamientos, pero nunca pierdas de vista que toda tu seguridad para adorar a Dios está basada únicamente en el poder justificador de Jesús. Es decir, Dios es fiel, y siempre te recibirá como a un hijo justo por medio del poder de la sangre de Cristo.

 

  • Hebreos 10: 25 dice: “Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.”  Todas las cosas que están pasando en el mundo actual son señales, cada vez más claras, de que el regreso de Cristo está más cerca. Esto debe motivarnos para permanecer en la Iglesia, congregándonos, con la mejor disposición para motivarnos y animarnos unos a otros. Dejemos de juzgar la doctrina, los métodos,  los defectos de otros, y busquemos ser estables, en la Palabra de Dios, y en nuestra amistad con los demás. Seamos estables en su Casa.

 

Muchas personas permiten que la inestabilidad caracterice su cristianismo. A veces participan con gozo en la iglesia, y a veces no. A veces cantan con fe, pero a veces no sienten animo para cantar y alabar a Dios. A veces acuden a la iglesia, pero en muchas ocasiones, cualquier otro compromiso es suficiente para impedir que se congreguen. A veces saludan con una sonrisa a los demás, pero  a veces no tienen ganas de hablar. Hermanos, esto no debe ser así.

Dios es fiel para cumplir todos sus propósitos en nosotros, y podemos confiar en que así será. Y puesto que Dios es fiel, nosotros también podemos permanecer estables y fieles a Cristo.

Anclemos nuestro corazón en la Fidelidad del que nos prometió la salvación eterna. Cada mañana que te despiertes, antes de permitir que otros pensamientos puedan hacerte fluctuar o dudar, abre tu corazón y tus labios para decirle al Señor: “gracias por tu amor y por tu fidelidad.” Y empieza el día anclado en su gran fidelidad.