Anclados a la Majestad de Jesús



“Hubo muchos sacerdotes bajo el sistema antiguo, porque la muerte les impedía continuar con sus funciones; pero dado que Jesús vive para siempre, su sacerdocio dura para siempre. Por eso puede salvar –una vez y para siempre– a los que vienen a Dios por medio de Él, quien vive para siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos. Él es la clase de sumo sacerdote que necesitamos, porque es santo y no tiene culpa ni mancha de pecado. El ha sido apartado de los pecadores y se le ha dado el lugar de más alto honor en el cielo. A diferencia de los demás sumos sacerdotes, no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día. Ellos los ofrecían primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Sin embargo, Jesús lo hizo una vez y para siempre cuando se ofreció a si mismo como sacrificio por los pecados.

 

Hebreos 7: 24-27 (NTV)

 

“Majestad, majestad! Tu gracia me encontró como soy, estoy vacío, pero vivo en ti. Majestad, majestad! Por siempre tu amor me cambió, en presencia de tu majestad…” así cantábamos, hace algunos años, en la Iglesia. Y no hay mucho que agregar cuando te das cuenta, en forma personal, de que lo que Jesús hizo por nosotros fue algo majestuoso y sublime.

Te invito a leer nuevamente los versículos de este devocional. Hazlo pausadamente, y enlista o subraya  todas las cosas que describen cómo es el sacerdocio de Cristo a nuestro favor, y cuáles son las características de Jesús, que hacen que su obra sea algo sublime y majestuoso para nosotros.

 

Vamos a leer los siguientes puntos en forma de oración, diciéndoselos en forma directa a nuestra Salvador y Dios.

 

  • Jesús, tu sacerdocio durará para siempre.  Tú no eres como los demás sacerdotes que morían y debían ser reemplazados. Tu resucitaste con poder, y vives para siempre. “Te temerán mientras duren el sol y la luna, de generación en generación. Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra. Florecerá en sus días la justicia, Y muchedumbre de Paz, hasta que no haya luna...Será su Nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado. “ (Salmo 72: 5,6,7,17).
  • Jesús solo Tú salvas, una vez y para siempre. Todos necesitan amor que nunca falla, tu gracia y compasión, todos necesitan perdón y esperanza, y un Dios que Salva. Cristo puede mover montes. Solo Dios puede salvar, mi Dios puede salvar. Por siempre, autor de Salvación, Jesús la muerte venció, Él la muerte venció. 
  • Cristo, Solo tú intercedes a mi favor…La palabra interceder escrita aquí, en el idioma original, significa: “Coincidir; tener un encuentro con alguien para conversar.” Gracias a Cristo tenemos la oportunidad todos los días para conversar abiertamente con el Señor. Qué bendición tan grande. 1ª de Juan 2:1 dice: “…Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” Y 1ª Timoteo 2: 5 dice: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cuál se dio a si mismo en rescate por todos.”
  • Jesús, tu tienes el lugar de más alto honor en los cielos. Señor Jesús, tú estás por encima de todo. Eres mas sublime que los cielos, y ante ti se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará que tú eres el Señor, para la gloria de Dios Padre. Tú eres Santo, sin mancha y sin pecado, y apartado de los pecadores. Solamente Tú eres digno de ser exaltado y adorado por toda la creación.  
  • Jesús, tú mismo fuiste el cordero sin mancha, y el sacrificio por mis pecados. 1ª Pedro 1: 18-20 dice: “Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata, los cuales pierden su valor, sino que fue con la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha. Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora en estos últimos días ha sido revelado por el bien de ustedes.” La Biblia también nos ha enseñado que, según la ley del corazón, y el designio de Dios, sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados; por lo cuál, fue necesaria la sangre de un Cordero sin mancha para salvarnos una vez y para siempre.

 

Contemplar la Majestad de la obra de Cristo nos levanta para  permanecer con gozo y esperanza durante las tormentas de la vida. Necesitas contemplar la Majestad de Cristo en forma personal, pídeselo a él en forma sencilla y directa, de todo corazón. Los animo a que busquen un tiempo de oración individual y personal, a solas con Dios, en donde puedan abrir su corazón para decirle lo mucho que valoran la forma tan sublime en la que nos ha salvado. Ahí, dile que quieres experimentar en forma personal lo mucho que significó que tus pecados sean perdonados hoy por medio de Cristo Jesús.