Edificados Sobre La Piedra Viva



Devocional 09

 

“Acercándoos a Él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”  1 Pedro 2: 4-5

 

Así dice la escritura: “Miren que pongo en Sion una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.” Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, “la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular.” Y también: “una piedra de tropiezo y una roca que hace caer.” Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cuál estaban destinados.”  1 Pedro 2: 6-8

 

Hay una gran pregunta que todos los seres humanos tendremos que responderle a Dios cuando nuestro tiempo en la tierra llegue a su fin. Tal vez de forma implícita o explícita, no lo sabemos, pero la gran pregunta de la vida será ¿Que hiciste con Jesús?

 

Jesucristo ha sido una piedra viva, preciosa, sobre la cuál hemos podido edificar nuestra forma de vivir, con todos nuestros hábitos, costumbres, planes, y circunstancias, con total confianza de que nunca seremos defraudados ni avergonzados por Él. Jesús dijo a sus oyentes en Mateo 7:24, “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” Jesús es esa roca. Si creemos y obedecemos todas sus enseñanzas, prevaleceremos y venceremos hasta el fin.

 

Jesús es la piedra viva porque no está muerto. Él nos imparte su naturaleza viva para que nosotros seamos también “piedras vivas”, con las cuales se edifica la iglesia. Hermanos, nuestra forma de seguir a Cristo, de creer en Él, de adorarlo, y de servirlo, debe ser en una expresión viva y apasionada; no debemos ser fríos, rígidos, como si no tuviéramos vida espiritual, porque compartimos la misma naturaleza de nuestro propio fundamento; un Cristo vivo.

 

Los judíos en el tiempo de Jesús veían su templo físico como la máxima esperanza a la que podían aspirar. Aquel templo estaba edificado con piedras materiales, sin vida. Y pocos años después, aquel templo físico fue destruido por las conquistas de otros imperios. Por eso Dios nos hace ver el contraste entre un templo material perecedero, y una casa espiritual, viva para siempre.

Jesús fue aquel cimiento vivo sobre el cuál Dios edificó algo que ningún imperio, ni ninguna cosa creada pudiera destruir: “Una casa espiritual en el corazón de los creyentes, edificada con piedras vivas, que no puede ser destruida; el pueblo de Dios”

 

Somos la iglesia de Cristo, edificados para ser la morada de Dios en el espíritu. Cuando Dios habita en el corazón de los creyentes debe existir una comunión viva, dependiente de la fe en Cristo. Una comunión constante, vibrante, apasionada, y comprometida con Dios.

 

Siempre debemos estar listos para servir a Dios, y para ofrecer juntos sacrificios espirituales delante de su presencia. Juan Wesley decía que, ofrecer sacrificios espirituales significa: “que los creyentes ofrezcan sus almas y cuerpos, con todos sus pensamientos, palabras, y acciones.”  Amados hermanos, la adoración a Dios debe ser algo integral en nuestra vida; de una sola pieza, y de un solo compromiso del corazón. Ofrezcamos una adoración viva y expectante.

 

Para los verdaderos creyentes, Jesús es una piedra escogida y preciosa. Pero para los que no creen en él, la Piedra Angular, será una piedra de tropiezo, y una roca que los hará caer. Porque tropiezan al desobedecer sus palabras.

Jesús viene a ser una piedra de tropiezo cuando seguirlo se convierte en una carga, en un estorbo, ante las “cosas que queremos hacer”. ¿Seguir a Cristo estorba a tus planes? ¿Asistir a la iglesia para adorar es una carga para ti porque tienes otras cosas por hacer?

 

Un día Dios nos preguntará ¿Qué hicimos con Jesús?  ¿Lo atesoramos como la piedra escogida y preciosa, o lo desechamos porque era un estorbo para nuestros planes?

 

Dios nos ha dado vida, pasión, energía, y sobre todo fe, para que edifiquemos nuestra vida confiadamente sobre la Roca Eterna. Abre una morada en tu corazón, una verdadera casa espiritual, donde Dios habite permanentemente. Así alcanzaremos la victoria, y nunca seremos defraudados.

En este día lee el Salmo 95, y utiliza las palabras de este Salmo para orar unos minutos. El es la roca de nuestra salvación. Pide a Dios que siempre puedas adorarlo como piedra viva, y como una morada espiritual permanente e integra.