Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
2 Pedro 3:18
De la pluma de Charles Spurgeon:
«Crezcan en la gracia», no en algo de gracia sino en toda gracia. La raíz de toda gracia es la fe. Confía en las promesas de Dios con más firmeza que nunca. Deja que tu fe crezca en plenitud, firmeza y sencillez.
Crezcan también en amor. Pídele a Dios que extienda tu amor y lo haga más intenso y práctico al punto de influir en cada pensamiento, cada palabra y cada acción.
Crezcan también en humildad. Procura pasar inadvertido y reconoce plenamente que no eres nada. Al mismo tiempo que creces «hacia abajo» en humildad, también busca crecer «hacia arriba» donde pasarás momentos de mayor comunión con Dios por medio de la oración y disfrutarás de una intimidad más profunda con Jesucristo.
Que Dios el Espíritu Santo te capacite para crecer «en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador». Si no creces en el conocimiento de Jesús, te estás negando a ser bendecido. Conocerlo es «vida eterna» (Juan 17:3) y crecer en el conocimiento de él es aumentar la felicidad. Si no anhelas conocer más a Cristo, entonces no lo has conocido todavía. Si has tomado un sorbo de este vino, desearás tomar más. Porque solo Cristo satisface, brinda tal satisfacción que tu apetito no se sacia sino que sencillamente se estimula.
Si conoces el amor de Jesús, «cual ciervo jadeante en busca de agua» (Salmo 42:1), también tu corazón sediento jadeará buscando tragos más profundos del pozo del amor de Dios. No obstante, si no deseas conocerlo mejor, es porque no lo amas porque el amor siempre clama: «¡Más cerca! ¡Más cerca!»
La ausencia de Cristo es el infierno, y la presencia de Jesús es el cielo. Nunca te detengas ni te conformes hasta que hayas logrado una intimidad cada vez mayor con Jesús. Procura saber más de él, conocer más de su naturaleza divina, de su humanidad, de su obra consumada, de su muerte, de su resurrección, de su siempre presente y gloriosa intercesión a nuestro favor, y de su futuro regreso como «Rey de reyes» (Apocalipsis 17:14).
Aférrate a la cruz de Cristo e indaga en los misterios de sus heridas. Un amor creciente por Jesús y una comprensión más acabada de su amor por nosotros es una de las mejores pruebas de una vida que verdaderamente experimenta crecimiento espiritual en gracia.
De la pluma de Jim Reimann:
Muchos de los que profesan ser cristianos carecen de una pasión por conocer a Jesús íntimamente, y tal como lo expresa Spurgeon: «Si no anhelas conocer más a Cristo, entonces todavía no lo has conocido». Pablo nos dice a los creyentes: «Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor» (Efesios 1:17).
La salud espiritual implica estar en el camino de conocer mejor a Cristo, y uno de los maravillosos aspectos de andar con él es que descubriremos las insondables profundidades de su amor y de su gracia por siempre.
En efecto, lo que Pablo dice es que conozcamos algo que es en realidad imposible de llegar a conocer. «Y pido que ... puedan comprender ... cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios» (Efesios 3:17-19).
Padre, que pueda yo ser lleno del maravilloso conocimiento de tu Hijo; pero no según mi escasa medida humana sino según tu medida divina.